You are the best thing that's ever been mine {JJ.

El mayor se encontraba durmiendo profundamente sobre el colchón, completamente desconcertado de tiempo y espacio, ya que la noche anterior había sido forzado a salir de fiesta con motivo de festejar el cumpleaños de una de sus mejores amigas. ¿Forzado? Que rara sonaba esa palabra, más aun tratándose de fiestas, las cuales solían ser el pasa tiempos favoritos del moreno antes de conocer y formalizar su relación con Zayn. El chico se había apoderado de todo su tiempo, y eso no solo le gustaba a Jamie, sino que también él deseaba que así fuera. Sonrió adormilado al sentir un suave beso en su mejilla y se giró sobre la cama, estirando el brazo hasta el otro extremo intentando encontrar la presencia de su chico al otro lado. Suspiró bajito y se acomodó nuevamente sobre el colchón y la almohada, cayendo una vez más en el profundo sueño que se encontraba minutos atrás.

Las cosas por fin estaban girando a favor de ambos. Zayn había llegado a su vida en un momento en que todo parecía aburrido, en un momento en que toda idea de enamorarse y convivir con alguien parecía una tonta idea de película. Sin embargo, ahí estaban, viviendo juntos. Él había sido el único que por primera vez no había alimentado el drama y la tristeza. Le había enseñado a ver el otro lado, de una forma más sincera y real. Y por primera vez Jamie podía decir con seguridad que estaba enamorado. Pestañeó varias veces sin abrir los ojos por completo, irritado por los rayos solares que entraban en la habitación, y formó una mueca en sus labios. Había llegado la hora de levantarse, pero no quería hacerlo, aún estaba cansado. Sonrió dulcemente al sentir como su rostro era atacado a besos y se desplazó sobre el colchón, acortando ampliamente la distancia de sus cuerpos. Apoyó una mano sobre su pecho, abrió solo un ojo para espiarlo y volvió a cerrarlo, fingiendo estar dormido para que siguiera haciendo lo que estaba haciendo. Permaneció en esta postura y acabo robándole un largo beso de sus labios.

Los labios del mayor se curvaron en una sonrisa un tanto infantil cuando comenzó a percatarse de que las caricias del menor sobre su pecho comenzaban a producirle ciertas cosquillitas. Evitó reír y decidido junto sus labios junto aquellos que tanto le gustaban, los de su novio. Depositó un fugaz beso y retrocedió por un momento, pero la tentación le ganó, y nuevamente se abalanzó hacía estos y comenzó a besarlos con las ganas y el deseo que anoche por la noche había reprimido al ver que este dormía y no estaba despierto a su llegada. El amor y la pasión que encontraba en los labios de Zayn era lo que al mayor más le atraía. Podía afirmar que nunca había sentido con alguien más lo que el moreno le transmitía en un simple beso. Simplemente todo lo que venía de él estaba bien, sea lo que sea. Estiró el beso lo que más pudo hasta que la falta de oxígeno acabo separándolos y sonrió para sí mismo sin abrir los ojos aún. – Buen día, mi amor. –Susurró suavemente mientras comenzaba a abrir los ojos y acaba riendo por su comentario.

El comentario de “tengo algo para ti” resonó en la adormilada cabeza del moreno. Arqueó una ceja y se acomodó sobre el colchón, sentándose sobre este, sin perder de vista cada movimiento que el chico hacía. Visualizó con detenimiento lo que Zayn sostenía entre manos y permaneció atónito por unos cuantos segundos. No podía creerlo, nunca nadie lo había tratado con tanto amor, y si de alguien no lo esperaba, era de él. Amaba a su novio, pero era consciente que no era de la clase de chico que se ponía cursi y tenía en cuenta pequeños detalles como este. Mordió su labio y sonrió todo embobado. – Eres lo más lindo que.. –Interrumpió la frase por un profundo bostezo, el cual oculto detrás de sus manos. Inmediatamente acomodó la bandeja frente suyo y comenzó a hurtar mermelada sobre una tostada. Ladeo la cabeza para observarlo y concentró la mirada en sus ojos. – ¿Me cobraras algo por todo esto? –Arqueó ambas cejas divertido y le dio un bocado a la tostada que sostenía entre sus dedos, luego de saborearla por un momento, asintió con la cabeza en ademan de aprobación y humedeció sus labios, sin poder quitar esa sonrisa de adolescente enamorado. – A ver, gordo. Abre la boca. –Levantó la tostada y la llevo hasta la boca del menor, esperando que este la probara.

El menor se reposó sobre el hombro del mayor en un intento adorable e infantil de ocultar el color rojo carmesí que habían adquirido sus mejillas tras la respuesta a su saludo de buenos días. ¿Acaso el menor creía que lograría pasar por lo que ocurría en su rostro? ¿Sera que aún no entendía que el mayor lo conocía mejor que nadie? Y es que así era, Jamie conocía muy bien cómo llegar y como tratar al moreno, el chico malo, arrogante y rebelde -según todos-, el chico que nunca escuchaba a nadie. Pero esto no era así, a ojos del mayor no era más que un chico diferente de una manera especial. Esas mismas diferencias habían logrado que el mayor se enamorase desde el primer cruce de palabras, provocando que de golpe todo el tiempo de este girase en torno a captar su atención, en torno a él. Reposó su cabeza sobre la de él y cerró los ojos por un momento, disfrutando de la cercanía y el contacto de sus pieles. Una sonrisa de felicidad se moldeó en los labios de Jamie y luego procedió a separarse, adoptando la posición anterior. El mayor lo sabía, él había logrado rescatar al Zayn tierno y enamoradizo que se encontraba perdido en lo más profundo de sí mismo. Y eso era por el amor que había entre ambos.

Giro su cuerpo sobre el colchón para sentarse como indio de forma lateral a él, ubicándose a la altura de la bandeja que se reposaba en las piernas del menor. Concentró toda su atención en preparar una nueva tostada tal cual a la anterior, evitando hacer comentario alguno sobre el rubor de sus mejillas. Aunque se moría de ganas de provocarlo más. Achinó los ojos y negó con la cabeza al escuchar lo que Zayn decía entre risas acerca de su sueño. Estaba claro que no había dormido para nada bien, seguro se denotaban ojeras en el rostro del mayor, pero absolutamente nada le quitaría el placer de desayunar con… el amor de su vida. Mordió su labio mirándolo atentamente cuando la mano del chico tomó posición sobre su pierna. Inmediatamente buscó encontrarse con su mirada y arqueó una ceja en el momento en que se percató de que en la mirada de Zayn se encontraba ese brillo de seguridad, con el cual pudiese quitarle o pedirle al mayor lo que a el chico se le antojase. Bajó la mirada, saliendo del trance, y dio un mordisco a la tostada que acaba de preparar. – Claro, ahora toca desayunar... –Murmuró por lo bajo divertido aun sin mirarlo, y luego de terminar de ingerir la tostada, continuó. – ¿Sabes algo, Bradford Bad Boy? –Preguntó con cierta confianza fingida, demostrando seguridad en cada una de sus palabras como si se tratase de una discusión entre adolescentes con gran tensión sexual. Concentró la mirada fija en sus ojos y en un movimiento tranquilo quitó la magdalena que el moreno estaba comiendo. – Muero por ver qué cara pones al saber que anoche cuando llegue te toquetee mientras dormías. –Murmuró provocativamente, alejando toda gana de echarse a reir, y dio un muy lento mordisco a la magdalena, sin despegar su mirada de la de él.