Más fieles que los de tu propia especie [Libre

por Invitado Miér Dic 05, 2012 11:32 am

El intenso olor a café había conseguido impregnar la pequeña sala de espera del hospital en cuestión de segundos. Apenas percibía ya el Tic Tac... constante del reloj que presidia el lugar y las largas esperas del comienzo de mi tratamiento ahora eran pequeños descansos. El doctor se alegraba siempre de verme, y lo respondía de manera recíproca porque desde que venía a visitarlo toda situación torcida del pasado parecía mejorar. Algún día no haría falta venir aquí, cuando mi vida volviese a su cauce correcto y no sería necesario aguantar los desesperantes y repetitivos ruidos contra el suelo de los zapatos de aquellos más nerviosos, el carraspeo de algún anciano, el ruido de las hojas de las revistas al pasar y sobre todo, aquel intenso olor a café que había conseguido impregnar la pequeña sala de espera del hospital en cuestión de segundos.

Seguramente de no llevar las gafas de Sol tampoco hubiese pasado nada ya que mi mirada observaba los pasos que daría por el camino. El frío estaba presente hasta en lo más hondo de mis bolsillos y mis dedos eran muestra de ello. Las demás personas caminaban de forma más veloz que yo porque seguramente desearían llegar a sus casas y verse únicamente acompañados por una estufa. No era extraño, en este caso, quizás lo fuese yo. Durante estos últimos días el encierro voluntario en mi cas ano mejoró nada. Creí que rodeándome de trabajo todo se me olvidaría, que el estrés aplastaría los recuerdos, pero al parecer el ganador fue el inesperado.

"Un lápiz sin punta no puede escribir y yo sin tu amor no puedo vivir."

Arqueé la ceja y cogí el periódico del suelo que tenía esa cursilada como titular. Sonreí y ojeé por encima el resto de aquella página un tanto extrañado de que tipo de publicación sería aquella. ¡Visita nuestro zoológico! Venia en pequeño en una de las esquinas acompañado de una imagen, el logo del lugar seguramente. Miré el reloj y al comprobar que entraba en el horario y encima gratis a día de hoy me animé. ¿Qué mejor me podría venir que un día en el zoo? La entrada del recinto estaba decorada con dos figuras de gorilas y con tan sólo ver lo solicitadas que estaban de fotografías para los visitantes cabría de suponer que no era el único de haber visto el anuncio. Pronto me vi compartiendo trabajo con ellas al ser reconocido por un grupo de chicas que pidieron autógrafos y un par de fotos. Por suerte me pude escapar rápido al interior yendo a la zona de los osos primeramente.